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    Los analgésicos opioides se prescriben con mayor frecuencia después de una cirugía o para tratar el dolor por el cáncer, situaciones que son menos comunes en los jóvenes.

    Sin embargo, hay situaciones o dolencias para las que se pueden recomendar opioides a su hijo. Entre ellas se encuentran las lesiones accidentales, después de una cirugía oral para extraer las muelas del juicio, la anemia de células falciformes y otras condiciones de dolor crónico pediátrico.

    En caso de que un profesional de la salud recomiende o prescriba un opioide a su hijo, hay preguntas importantes que debe hacer, riesgos que debe conocer y precauciones de seguridad que debe tomar.

    ¿Cuáles son algunos analgésicos opioides más comunes?

    • Hidrocodona (Zohydro)
    • Hidrocodona + Acetaminofén (Vicodin)
    • Oxicodona (Oxycontin, Roxicodona)
    • Oxicodona + Acetaminofén (Percocet)
    • Codeína, Morfina, Fentanilo
    • Tylenol con codeína

    También hay analgésicos no opioides (por ejemplo, la gabapentina) que también pueden ser objeto de uso indebido y abuso, pero mucho menos que los opioides.

    ¿Por qué es tan peligroso el uso indebido de los opioides

    Los analgésicos opioides son drogas poderosas, muy similares a la heroína en su composición química y que crean hábito por su propia naturaleza. Por eso, los Centros para el Control de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan encarecidamente no recetar opioides para el tratamiento del dolor crónico o dolor a largo plazo. Incluso cuando se utilizan para tratar el dolor severo (a corto plazo), los analgésicos opioides sólo deben ser considerados y utilizados con moderación.

    El riesgo de adicción es particularmente preocupante cuando el paciente es un adolescente o un adulto joven porque su cerebro aún se está desarrollando y, por lo tanto, está biológicamente predispuesto a la experimentación. De modo que, si a su adolescente o adulto joven se le prescriben analgésicos opioides, usted o el cuidador de su hijo debe controlar la medicación, dispensarla sólo según lo prescrito y vigilar de cerca a sus hijos para detectar signos de mal uso o dependencia creciente.

    Además del peligro de la dependencia, el uso indebido de los opioides puede causar aumentos drásticos de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, daños en los órganos, dificultades para respirar, convulsiones e incluso la muerte.

    ¿Qué preguntas debe hacer si se recomienda un opioide?

    ¿Es necesario un opioide de prescripción médica para tratar el dolor de mi hijo?

    Pregunte sobre las alternativas. Un analgésico de venta libre como el paracetamol (por ejemplo, Tylenol), en combinación con un antinflamatorio no esteroide (AINE) puede ser igual de eficaz. Puede preguntar sobre la posibilidad de explorar tratamientos alternativos como la fisioterapia, la acupuntura, la biorretroalimentación o el masaje

    ¿Cuántas pastillas se recetan y durante qué periodo de tiempo?

    ¿Es necesario prescribir esta cantidad de pastillas?

    ¿Cuáles son los riesgos del uso inadecuado?

    El médico debe ser capaz de responder a esta pregunta para el medicamento específico que se prescriba

    ¿Debería mi hijo ser examinado para determinar su riesgo de trastorno por consumo de sustancias (SUD, por sus siglas en inglés) antes de que se le prescriba este medicamento?

    Si no, ¿por qué no? Los factores de riesgo comunes se incluyen los trastornos de salud mental concurrentes como la depresión o el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), así como los antecedentes familiares de adicción o un trauma reciente como una muerte en la familia o un divorcio.

    ¿Y si se ha prescrito un opiáceo?

    Proteja la medicación en casa

    No dejes los opiáceos en un botiquín donde cualquiera -familiares o visitantes- pueda acceder a ellos, y desecha los medicamentos que no hayas utilizado. Para desechar los medicamentos correctamente, busque un evento local de ” recolección “. Si no existe ninguno, mezcle la medicación con café molido usado u otra basura desagradable y tírela a la basura.

    Supervisar la dispensación de medicamentos

    Lleve un recuento de las píldoras para asegurarse de que se están tomando según lo prescrito, y documente claramente cuándo se surtió la receta y cuándo se necesitará una reposición. Sospeche de cualquier medicamento que falte.

    Comunique los riesgos del mal uso

    Asegúrese de que su hijo entiende los riesgos asociados a los analgésicos con receta, y deje muy claro que su medicación, como cualquier otra prescripción, no debe compartirse con otras personas.

    Vigile los niveles de dolor de su hijo

    Comuníquese regularmente con su hijo sobre el nivel de dolor que siente, asegurándose de que disminuye con el tiempo. Esté atento a cualquier signo que indique que su hijo se está volviendo dependiente de la medicación.

    ¿Cuáles son algunos de los signos del uso indebido o de la dependencia?

    Si su hijo pide analgésicos con más frecuencia de la prescrita o insiste en renovar la receta, es motivo de preocupación. Consulte al prescriptor para que le ayude a determinar si el dolor va más allá de lo esperado.

    Los efectos adversos de los opiáceos -que podrían ser un signo de uso indebido- incluyen somnolencia, náuseas, estreñimiento, respiración lenta y dificultad para hablar.

    Los signos de abstinencia -que se producirían si su hijo se ha vuelto dependiente de un opioide y luego ha dejado de tomarlo- incluyen ansiedad, irritabilidad, pérdida de apetito, deseo de consumir la droga, secreción nasal, sudoración, vómitos y diarrea.

    Si le preocupa que su hijo pueda ser dependiente, consulte al prescriptor, que a su vez puede consultar con un especialista en dolor. Deberían considerar la posibilidad de que un consejero en materia de consumo de sustancias complete una evaluación que revise el grado de consumo de drogas y alcohol de su hijo, su salud mental y física, así como sus antecedentes personales, médicos y familiares.

    La financiación de esta iniciativa fue posible (en parte) gracias a la subvención nº 1H79TI083343 de SAMHSA. Las opiniones expresadas en el material escrito de la conferencia o en las publicaciones y por los ponentes y moderadores no reflejan necesariamente las políticas oficiales del Departamento de Salud y Servicios Humanos; la mención de nombres comerciales, prácticas u organizaciones no implica el respaldo del Gobierno de los Estados Unidos.