Si Descubre que su Hija o Hijo Está Usando Drogas, Comience a Hablar
Descubrir que su hijo podría estar usando sustancias despierta mucha emoción. La mejor manera de averiguar lo que está pasando, y de empezar a ayudar, es empezar a hablar.
Aprenda a tener una conversación en lugar de una confrontación.
Preparar el escenario
Respire hondo y prepárese para el éxito creando un espacio seguro, abierto y cómodo para hablar.
No inicie una conversación cuando su hijo esté intoxicado o bajo la influencia. Espera hasta que todo el mundo tenga la cabeza clara.
Sube a su nivel, literalmente. Si su hijo está sentado, usted también quiere estar sentado.
Apague los teléfonos y alegánese de otras distracciones. Evita las interrupciones mientras hablas.
Piense en sus objetivos para la conversación. Considere escribirlos para revisar qué tan efectiva fue la conversación más adelante.
Trate de dejar de lado cualquier pánico o enojo. Si estás ansioso, encuentra una manera de calmarte de antemano, como dar un paseo o hablar con un amigo para obtener apoyo emocional.
Mantenga la calma
Tan enojado o frustrado como se sientas, sigue recordándose a usted mismo hablar y escuchar desde un lugar de amor, apoyo y preocupación.
Trate de mantenerse lo más tranquilo y relajado posible a lo largo de la conversación.
Evite reaccionar exageradamente a lo que ya ha sucedido. En su lugar, concéntrese en lo que quiere para su hijo en el futuro.
Cuida tu voz. Es posible que desee gritar y gritar, pero es importante mantener la calma y evitar alejar a su hijo.
El lenguaje corporal cuenta. Pruebe una postura relajada y abierta y evite los gestos grandes o los brazos cruzados.
Escucha tanto como hables. Asegúrese de que sea un ir y venir, no una conferencia.
Trate de no tomar las críticas personalmente o ponerse a la defensiva. Que sea una oportunidad para seguir debatiendo.
Concéntrese completamente en su hijo. Trate de ver las cosas desde su punto de vista que le ayudará a simpatizar mejor.
Reconoce cuando no tienes la energía para ser un buen oyente y acepta reiniciar la conversación (siempre y cuando no sea grave) en un momento posterior y mejor.
Empieza a hablar
Has recogido tus pensamientos y te has acercado a los nervios, pero ¿cómo empiezas a hablar? Y lo que es más importante, ¿hacer que su hijo también hable?
Exprese cuánto le importa. Explica que la razón por la que estás hablando y haciendo preguntas es porque quieres que estén sanas, seguras y felices.
Hágale saber a su hijo que usted valora su honestidad y está dispuesto a escuchar sin juicio.
Haga preguntas abiertas. Estas son preguntas que provocan algo más que “sí” o “no”.
Hágales saber que está escuchando. Refleja lo que estás escuchando reformulando y pidiendo información: “¿Lo he entendido todo? – o con señales no verbales como asentir o sonreír.
Ofrezca empatía y compasión. Demuestre comprensión y muéstrele a su hijo que la entiende.
Indique claramente cualquier evidencia que haya encontrado, por ejemplo, “Sus calificaciones han bajado, y encontré latas de cerveza vacías en su automóvil”.
Haz muchos elogios y comentarios positivos, por ejemplo: “Me he dado cuenta de lo buen amigo y modelo que eres”. Los adolescentes y los jóvenes necesitan saber que todavía puedes ver más allá de las cosas que han hecho mal.
Asegura que siempre puedes contar con su apoyo y que a su hijo puede confiar en ti siempre que lo necesite.
La conexión física es importante. Ponga una mano en el hombro de su hijo o dé un abrazo cuando se sienta bien.
Escucha. A veces sólo necesitan desahogarse.
Tenga en cuenta que su hijo podría estar ocultando sus verdaderos sentimientos por miedo, vergüenza u otra cosa.
Escuche entre las palabras. Preste atención al lenguaje corporal, las expresiones faciales y la dificultad de su hijo para encontrar las palabras adecuadas para usar.
Agradezca a su hijo que haya hablado con usted. Aunque la conversación no haya salido exactamente como se había planeado, su agradecimiento hará que su hijo se sienta bien y le mostrará que fue importante para usted.
Trabajar a través de barreras
Puede ser difícil superar una negación rotunda del consumo de sustancias. Algunos jóvenes no soportan asumir la responsabilidad de su comportamiento y quieren quedar bien a toda costa.
Céntrese en el comportamiento y en por qué le preocupa. No hagas que parezca que piensas que su hijo es una mala persona porque ha probado sustancias.
Si su hijo está preocupado por enmarcar la discusión en torno a la confianza, siga insistiendo en su preocupación por su salud y seguridad.
Insiste en el valor de decir la verdad. Explique que la gente confía más en usted cuando es honesto.
Piensa en cómo podrías verificar cualquier afirmación dudosa; por ejemplo, si su hijo dice que ha pasado el día en casa de un amigo, dígale que tal vez tenga que llamar a los padres del amigo para comprobar la historia.
Si tienes pruebas objetivas de que su hijo miente, sácalas a relucir, pero trata de no convertirlas en un triunfo. No se trata de demostrar que te ha mentido, sino de mantener a su hijo a salvo.
Intenta averiguar por qué ha mentido en lugar de ir directamente a reprenderle por ello. Sigue hablando y hazle saber a tu hijo que llegarás a la verdad y que harás lo necesario para mantenerlo a salvo.
Considera la posibilidad de conceder la inmunidad. Algunos jóvenes quedan atrapados en una red de mentiras y no pueden salir. A veces se puede ayudar ofreciendo una oportunidad para limpiar el expediente. Permita una oportunidad de decir la verdad libre de cualquier consecuencia inmediata.
En el futuro, reconozca y recompense su honestidad.
Mantener un diálogo abierto
¿Has conseguido mantener una conversación productiva? Date una merecida palmadita en la espalda, pero no dejes de hacerlo. Mantén el diálogo abierto.
Revise los objetivos que tenía para su conversación inicial. ¿Cuáles se cumplieron y cuáles se guardarán para más adelante?
Reflexiona sobre lo que ha ido bien y lo que ha ido mal en cada conversación para poder mejorarla la próxima vez.
Haga una lista y aborde los puntos de seguimiento (por ejemplo, entender mejor la ansiedad de su hijo y encontrar formas de ayudarle).
Haz chequeos regulares en los que discutas las reglas y las consecuencias establecidas, y cómo están funcionando para todos.