El THC es el ingrediente de la marihuana o cannabis que produce el “subidón” o lo que hace que las personas se sientan “drogadas”. Su potencia ha cambiado mucho con el tiempo. Al igual que las bebidas alcohólicas, que van desde la cerveza ligera con un 2% de contenido alcohólico hasta el alcohol de grano con un 95% de contenido alcohólico, los productos de THC tienen un rango muy amplio de concentraciones. En el caso del cannabis, un THC superior al 15% se considera una potencia alta.
Debido a que la concentración de THC en el cannabis ha aumentado tanto en los años recientes, la marihuana que ahora se consume con fines recreativos casi no se parece a la marihuana que muchos adultos pudieron haber consumido cuando eran más jóvenes. Básicamente, el cannabis de ahora es una sustancia con diferentes efectos secundarios. Como resultado, algunas personas tendrán más probabilidades de padecer problemas de salud mental al consumir productos tan potentes.
Productos de la planta de marihuana
Antes de la década de 1990, la potencia del THC en el cannabis era inferior al 2%.[1] Para 1995 su potencia se había duplicado hasta alcanzar el 4%. Hoy en día, los productos de cannabis pueden ser hasta 7 veces más potentes que en 1995, y tener una concentración de THC de entre un 15% y un 28%. Por ejemplo, un sitio web ofrece un producto llamado Pancakes (panqueques) que cuenta con una concentración de THC del 27% y que tiene “el dulce sabor de las moras y el olor de los panqueques”.[2]
Los padres y las personas a cargo de niños, adolescentes y jóvenes pueden notar el fuerte olor de la marihuana llamada “skunk”. Tiene un olor muy distintivo, parecido al del zorrillo (skunk, en inglés). La potencia varía, pero se considera un cannabis muy potente. Términos como “potente”, “premium” o “alto grado” se refieren a altos niveles de THC más que a la calidad de los productos.
Extractos y concentrados
Los jóvenes suelen utilizar extractos y concentrados en vapeadores o pipas, lo mismo que tinturas y productos comestibles y untables. Algunas de estas presentaciones pueden tener más del 90% de THC.[3] Muchas de estas formas de cannabis pueden ser más discretas de consumir. Además, no producen un olor fuerte y tienen una concentración de THC más alta que nunca.
Los efectos de las golosinas, los productos horneados, la mantequilla infusionada y los aceites de cocina, así como las bebidas con cannabis no se notan fácilmente. Debido a que se digieren por el estómago, estos productos pueden tardar entre 1 y 3 horas en causar efectos. Así, las personas a menudo ingieren una gran cantidad de estos productos porque no obtienen el efecto deseado con la suficiente rapidez. Y se sienten “demasiado drogados” un poco más tarde.
Es posible que haya oído hablar de “420”, que se refiere al 20 de abril (el cuarto mes del año), que se considera como el Día Mundial de la Marihuana.[4] Se ha celebrado como un día para fumar marihuana en Estados Unidos y muchos otros países. 420 también puede ser una clave entre adolescentes para ponerse de acuerdo para fumar.
Con el aumento de los productos de alta potencia, el número “710” se ha vuelto cada vez más popular.[5] Leído al revés, 710 se puede leer como “oil” (aceite), que se refiere a productos de alta potencia como las resinas o concentrados para vapear o calentar. Al igual que el 20 de abril, el 10 de julio se considera un día para consumir estos productos. Incluso hay competencias en todo el país, como la Copa 710 grados, que otorga premios al mejor extracto y al mejor hachís o resina.[6]
El consumo de marihuana o un producto de cannabis con una potencia de THC superior al 15% está relacionado con tres veces más probabilidades de tener problemas de salud mental. Estos pueden incluir:
Las personas que consumen a diario productos de cannabis con una potencia de THC superior al 15% tienen cinco veces más probabilidades de experimentar psicosis.[8]
Muchos estados están debatiendo si deben poner límites a la potencia del THC como una cuestión de salud y seguridad pública.[9] Los llamados a restringir la cantidad de THC tienen que ver con preocupaciones sobre el acceso de los jóvenes a productos que pueden afectar sus cerebros en desarrollo. También tienen que ver con el creciente número de llamadas a los centros de control de intoxicaciones y las admisiones a las salas de emergencias.
Algunos estados han limitado el contenido de THC en productos como galletas, barras de chocolate y ositos de goma, adoptando el uso de porciones individuales y límites en la cantidad total de THC en un paquete.[10] Por ejemplo, Alaska y Oregon han fijado límites de 5 miligramos de THC por porción y 50 miligramos por paquete. Colorado y Washington permiten el doble por porción y paquete.
Representantes de la industria del cannabis se oponen a cualquier límite al THC. Afirman que los consumidores que quieran productos más fuertes recurrirán al mercado negro para conseguirlos. Sin embargo, todos los involucrados aceptan que hace falta más investigación sobre los efectos que causan los productos con un THC más potente.